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Cuatro de julio
Por Idalie Muñoz Muñoz
Llora, mi pobre patria
Por tus hijos ausentes, que yacen
Inconscientes, bajo
Las palmas floridas,
Ni se recuerdan ni sienten
Por sus nobles antecedentes.
Su sordera no permite
Que ya se escuche
El Grito de Lares,
Ni tampoco el del taino
Huyendo por los palmares,
Del matarife español,
Cuyo cuerpo ensangrentado
Cubriste con tu manto
De madreselva.
En tu hora de peligro,
Donde están
Los descendientes
De Caguax y de Agüeybaná,
Que lucharon y sangraron,
De Jumacao y de Loquillo,
Que pelearon y vencieron,
Los hijos de Orocobix y Jayuya,
Las hijas de Yuisa
Que sembraron y criaron, y
Las nietas de Mariana y de Blanca,
Que, riendo, cortaron y tejieron
El mantón del patrimonio,
Y sudaron y bailaron
bajo tu techo de
añil y porcelana,
Y quienes durmieron
Seguros
En tu amplio seno
Verde y jugoso,
Manantial de bendiciones,
Bajo la luna llena, plena
Orbe dorada, la
Linterna del coquí.
