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El amor maternal vence la tecnología


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Mi Hija Renuncio A Su Familia



Por Adriana Macedo Mancayo


Este pequeño relato se lo dedico a todas las madres, solteras, casadas, divorciadas, viudas y con cualquier status familiar, que ante un ataque de ansiedad, le entregan al primer grito de un bebe el iPad, el celular o cualquier artilugio tecnológico, que impida al niño expresar su amor y compartir contigo mas de un minuto de nuestra atención.
Esta es la historia de cómo perdí a mi hija y cómo la recupere. Tiene un poco de magia y algunos súper héroes, pero de la vida real, de esos que vemos todos los días, quienes no usan capas, ni grandes logos para ser identificados, solo quizás por eso, aquí está el error, de creer que no existen, pero les confieso que yo viví con dos, durante casi toda mi vida, no les di medalla, ni condecoración alguna, pero estoy segura, que salvaron mi mundo mas de una vez para que yo fuera feliz.

1.     El Personaje

Charlotte es una niña hermosa de 11 años, ya se acerca su cumpleaños, pero desde hace once meses, perdí contacto con ella.
La extraño, extraño su constante cariño, su carita, su cabello rebelde y peleado con la vida ordinaria del paso de un cepillo, extraño el marrón de sus ojos casi ámbar al trasluz del atardecer, buscando el verde olivo de los míos.

2. El Regalo De Navidad

Ante la fuerte presión y tensión social del colegio, que sabemos puede influir, sin que ello sea excusa, en los resultados del “good parenting”, Santa era el único que podía llenar sus expectativas.
Ya habíamos declinado la solicitud y el mejor argumento, fue un artículo que leí, en algún periódico de moda, que hoy no recuerdo, donde el titular, fuertemente en mayúsculas, expresaba LOS FRANCESES PROHÍBEN EL USO DEL CELULAR A NIÑOS MENORES DE 13 AÑOS.
Bajo ese supuesto, mi hipótesis era fuerte, sólida y convincente ... hasta para mí.

3. Las Películas De Disney

No me mal interpreten, pero cuando llego Charlotte, fue una brisa de felicidad que siempre se respiraba en mi hogar, pero hasta la mas feliz de las madres, debe coincidir conmigo que algunas veces, queremos que el chupón tenga un botón, y mi mayor sorpresa, es que encontré el botón en una película de Disney.
No existían los iPads, pero si, los DVD’s portátiles, lo ultimo en tecnología, que éxito!, una hora de tranquilidad.
Al principio era de uso exclusivo, para los almuerzos de pareja, la excusa perfecta para compartir y hablar, cosas de adultos.
Ante el triunfo innegable de dicho aparato, se extendió su uso a las reuniones familiares, al carro, al doctor, al parque, al desayuno, al almuerzo, en la merienda y en la cena.
No me di cuenta, pero aquí, comencé a perder a Charlotte.

4. Un Aparato De Cuidado

No la vi sorprenderse ante el mar, ni siquiera por el canto de los pájaros, o un atardecer rojo vibrante, como por un amanecer cristalino después de una noche lluviosa.
Ya nada era nuevo para ella.
Lloró y rió, se inquietó y se enojó, al igual que se emocionó y hasta odió, sin saber en mi vida perfecta que mi hija estaba experimentando esas emociones en su pequeña cabecita y no entendía por qué sentía empatía o simpatía hacia determinadas situaciones o personajes.
Conoció del amor y de la amistad, sin que yo le pudiera explicar de la traición y la deslealtad y aunque al final, todos son felices, fue el trayecto, lo que no vivió.
Esto me impidió explicarle del primer beso, del primer amor, de la primera amiga, en fin todas las primeras cosas.
Así poco a poco, esas experiencias de vida que determinan nuestras conductas y nos forman como personas, no las conoció al vivirlas, el control de sus emociones estaban en un DVD. Mi bebe, se estaba olvidando, sin haber comenzado, a VIVIR.

5. 250 Amigos

Si bien el DVD, le mostró un mundo nuevo y emocionante a sus dilatadas pupilas, no sabía, lo que tendría que enfrentar, al entrar al mundo virtual de la amistad.
Tuvimos un año espectacular de los 9 a los 10. El deporte se convirtió en el parámetro de popularidad ideal, era la campeona de tenis del colegio, y durante ese año, todas las competencias inter-colegiales eran nuestras.
La confianza que estos triunfos determinaron su personalidad, desarrollaron su manera de expresarse con los demás, siendo una niña vivaz, alegre, jovial y cualquier sinónimo que pueda explicar con claridad, que el ser felices es un principio básico para hacer feliz a los demás y proyectar una mejor imagen de nosotros mismos.
Así fue como hizo amigas, ya tenía su grupo de tres amigas, Simonetta, Mathilda y Violette, pero este aspecto de felicidad contagió a mas de una y fue el plano ideal para llegar a la conclusión, mi hija era POPULAR.
Embriagada ante tanta atención, cumplió 11 años, y el regalo tenía que ser el celular. Era el paso siguiente, en la escalera social de popularidad escolar.
Llegado el día, NO hubo celular, pero esto no impidió que el próximo camino fuera la instancia superior, SANTA.
Aquí no hay excusas. Tuve mis dudas, fue una carta muy bien jugada, ese año salíamos de Navidad a Londres, y la idea tentadora de no tener que cargar con una raqueta o cualquier otra caja, de tamaño superior a un “carry on”, vencieron mi temple de acero ante tal requerimiento.
Y así el 25 llegó el regalo esperado.... Que emoción, Charlotte contaba los días para llegar al colegio y enseñar su estatuilla de oro... El CELULAR.
Este aparato, así como su nombré lo intuye, tenía vida propia, esa célula era un ente autónomo, con capacidad de reproducir películas, canciones, reportar conversaciones a través de un chat, y lo más importante de todo, ser parte de UN GRUPO.
Cómo algo que fue creado para acercarnos y mantenernos en contacto con nuestros seres queridos, sea la misma causa de nuestra separación, de nuestro aislamiento, llevando a convertirnos en seres solitarios en el ámbito humano pero sumamente populares en el mundo virtual, inexplicable, una paradoja total, aunque no se si hay paradojas parciales, pero a mi me sucedió.
Poco a poco, Charlotte desapareció de la casa, la vimos en los almuerzos y cenas, pero ella no nos vio. En las reuniones familiares, comenzamos a responder sus preguntas, no sentía ya la necesidad ni la obligación de voltear o subir la mirada, el saludo era automático.
Nos sorprendía su risa o canto, pero me decepcionaba que no tenia relación alguna con el mundo que la rodeaba, era su mundo el que la divertía y entretenía.
Simultáneamente, Charlotte estaba en todo, increíble, pero era POPULAR, sin salir de su cuarto... Mi mayor desconcierto, fue recibir a Simonetta, Mathilda y Violette en casa y observar con inquietud, como sentadas, cuatro niñas de 10 y 11 años en promedio, casi sin parpadear, veían con detenimiento el CELULAR. No hablaban, no conversaban, solo veían, cuando mas escribían o tomaban fotos, en una serie de código secreto, donde plasman su lugar geográfico y de esta forma, enviarlo como un archivo al chat del grupo.
Ya ausente de nuestras vidas, Charlotte, se desprendió de su hogar, ni Goya, un perrito que le habíamos regalado dos años antes, pudo llamar su atención, aspecto que dimos de cuenta, una mañana llena de ruido, y a la cual Charlotte parecía ajena. Sentada como todos los días, ante un plato de avena, precisamente esa mañana había algo nuevo, algo que le impedía oír los ladridos de Goya y ver el incesante movimiento de su cola, algo que brillaba mas que un diamante sin pulir en una mina de carbon, un accesorio adicional de su atuendo colegial, Los Audífonos...
Fue justo ese día, cuando vi a Charlotte, abstraerse por completo del mundo que la rodeaba, o mejor dicho, de mi mundo. Ya su mundo no coexistía con el mío.

6. Las Tías Ophelie Y Sabrina

Decir que nosotros somos los héroes de nuestros pequeños, está un poco trillado, pero es así y como tal, nuestras conductas terminan siendo emuladas, a fin de complacer (en su mundo imaginario) a sus seres queridos y precisamente, es aquí, donde entran en la historia, las Tías Ophelie y Sabrina.
Mis queridas hermanas, son personas generosas y madres abnegadas, mas de lo que podría considerarme a mi misma; importantes al momento de pedir un consejo o buscar un consuelo, que suelen ser tan diversos y diferentes, así como el agua y el aceite, que es imposible llamar a una, sin llamar a la otra. Y aunque al final mi decisión no tiene nada que ver con ninguna de las dos, el hecho de tomarlas en cuenta las hacen parte determinante en la educación de mis hijas y en especial de Charlotte. Ophelie, tiene un accesorio adicional a su mano, otra célula y Sabrina, por el contrario, es imposible que tome cuenta de la existencia o uso práctico de la célula, en su mínima expresión, como teléfono.

7. El Horario

Preocupada, por esta célula que se apoderaba de mi hija, decidí tomar cartas en el asunto, establecer un HORARIO DE USO. Orgullosa ante mi decisión madura y confiada en mi habilidad de control, ya emocionada conté mi victoria a todo aquel que quisiera oírme, ademas, de establecer mi posición de conocedora y experta en la materia, me atreví a dar consejos, si que éstos, como suele suceder, fuesen requeridos.
Fue así, como Charlotte en su enojo y desespero, poco a poco, comenzó a construir cuidadosamente su caso, estudiando y desarrollando sus argumentos, de esa forma expuso, el uso indiscriminado de la célula, por parte de su Tía Ophelie, sin que yo me quejara por alguna ausencia de atención de ella y como la falta de uso por la Tía Sabrina, impedía localizarla cuando se requería con cierta importancia presencia en algún asunto de la vida cotidiana. Al final, EL CELULAR tenía abogado en nuestra casa.
Nuestra abogado, demandó, litigando mejor que cualquier experto en leyes, con cierta tradición en una sala de juzgado y así, poco a poco, fue tomando cuenta que el sistema, según ella, no funcionaba, NO HABIA JUSTICIA.
Lo agradable del caso, el juicio o del proceso, como lo quieran llamar; es que volvimos a oír a Charlotte, nos hablaba, NO ERA MUDA (hubo días que esta idea me perseguía como una sombra al cuerpo humano ante un sol brillante de una tarde de julio, sinónimo del mas fuerte verano), y aunque ella creía que había injusticia, yo comencé a ver justicia, pero, lamentablemente, vino acompañada de una nube, que llenaría mi casa por un tiempo no corto, para mi consternación.

8. La Nube

Las semanas siguientes al Horario, el ambiente en casa se tornó de amarillo vibrante a gris opaco. El humor de Charlotte, no era normal.
En mi compromiso total, derivado de la acción previa al establecer El Horario, me negué e ignore por completo este comportamiento. Para mí, el cambio de humor, se trataba de la edad, la adolescencia, o aborrecencia, como solía llamarla un amigo lejano de las tías (adjetivo que patentó en la crianza de sus dos hijos).
Conforme pasaban los días, dicho comportamiento, tomó forma de rebeldía, El Horario no se cumplía.
Volteaba la mirada, para evitar tomar cuenta que mi orden era desobedecida en mi casa, en mi mesa, en mi cara.
Así comenzó el juego de “yo sé que tu sabes y tu sabes, que yo sé”, que ninguna quería dejar en evidencia, pues llevaría a una inminente confrontación. Y eso, amigos, era lo que precisamente, estábamos evitando desde el principio.
Los días se tornaron difíciles, si antes, había perdido a mi hija, ahora tenia una enemiga declarada, gritando con la boca cerrada, que era objeto de un sistema judicial injusto y parcializado, donde no había derecho a apelación y otra instancia superior.

9. El email de Mademoiselle Georgette (Mile G.)

Con la comunicación limitada a lo básico, fueron transcurriendo los días, Charlotte se había convertido en una persona malhumorada y peleada con la vida, lejos de ser la pequeña que todos los días ansiaba el abrazo madrugador de los buenos días de su padre, Francois.
Para sorpresa de todos, el martes a las 3:10 p.m., 15 minutos antes del timbre de salida llegó un email, que cambiaría y definiría nuestra relación para los próximos dos meses.

De: Georgette Archer
Enviado: ‎15/Septiembre‎/‎2014 3:10 PM
Asunto: Estudios Sociales - Charlotte

Buenas tardes. Espero se encuentre bien. Quería conversar con usted en relación a las notas de Charlotte en Estudios Sociales. Actualmente, ella tiene C-. Este promedio es el resultado de una nota muy baja en el último examen. He sugerido que Charlotte estudie todas las tareas de la semana y revise cualquier duda en el Horario de Tutoría. Si tiene alguna pregunta, por favor no dude en contactarme. Le Saludo.

Mile G.

Sorpresa, si, una muy ingrata, pues el primer trimestre evaluado, Charlotte, había demostrado un entusiasmo académico que culminó con la felicitación del Director del Colegio, por lo que suponíamos que sumado a su creciente popularidad y dotes físicas, tenía el paquete completo, para considerarse la "it girl" del momento....
Raramente, recibí en casa un email o llamada de este tipo, el mal humor de Charlotte, su comportamiento y rebeldía ante el correctivo, me inclinaron a proceder letalmente. La decisión estaba tomada, el celular sería decomisado.
No pasaron más de 10 minutos en el carro, el camino del colegio hacia la casa, cuando le informé de dicha moción.
La reacción no pude prevenirla, ni imaginarla.... Sabía que habría gritos, demanda de explicaciones, exageración en su malestar, pero lo que siguió fue un absoluto silencio, una mirada llena de lágrimas que jamás brotaron de sus ojos y sólo una frase... Por qué arrebatas mi felicidad, mis amigos, mi vida!
De verdad que mi respuesta fue igual de adolescente que su pregunta, Qué amigos? Acaso no los ves en el colegio? No los puedes llamar al teléfono?. Qué vida? La del sofá y sólo observar cómo vive el resto del mundo!
Noooooo...... Tú no entiendes, ya nadie habla así! Nuestra comunicación es por los chats.... Me van a olvidar! Todos usan el celular..... Todos tienen celular!
Pues tú, NO!

10. Hasta Cuándo?

El castigo estaba hecho, pero por cuánto tiempo? Era su pregunta y en el fondo, era la mía .... Cuanto tiempo era el perfecto, el necesario, el justo? La lección se aprendería?
Acaso, Charlotte entendía, que quería que volviera, que tenía meses sin verla, sin hablar con ella.
Quería que conversara, que me contara del profesor, de la amiga, del chico de la esquina.
Quería que jugara, que se riera de alguna bobería. Quería que hasta peleara conmigo,
Pero al final, lo único que quería era que conviviera en mi mundo, ese día a día, que poco a poco habíamos perdido. No exigía mucho, sólo lo normal para una chica de 11 años, pero que no nos olvidara.
Así pasaron los días, las semanas....

11. La Llamada

Decir que todo evolucionó como yo quería o me imaginaba, es pensar como otra niña de 11 años. Tuvimos días espectaculares, pero otros en que no hablaba, era impresionante, la célula sin estar presente, ocupaba su mente y vida.
Llegado el primer domingo de noviembre, la nostalgia por una de sus mejores amigas, Simonetta, quien dos meses atrás se había mudado de París a Provence, me hizo titubear en mi decisión, pero accedí a llamarla por teléfono.
No estaba en su casa, había ido a pasar el día junto con Mathilda y Violette, la reacción la vi venir en cámara lenta..... Me han excluido! Se han olvidado de mi!
Su mayor temor, en su mundo virtual, estaba concretándose. Y lo peor de todo, el mío también, ahora qué hago, retrocedía, aceptaba la idea de perder totalmente, a mi hija y le entregaba el celular.... Olvidaba que días atrás pude verla apreciar las cosas sencillas, no estaba viviendo a través de un aparato, ella comenzaba a vivir.
La adolescencia en época de tecnología será una galaxia desconocida para mí; entender, que la juventud se comunica de otra forma y aceptarlo, ya representa un problema generacional. Comprendo la ayuda y ventajas de éstos avances, pero me asusta que nos escondamos en estas cajas, que contienen más amigos de los que realmente puedas conocer, y al final, terminemos siendo seres solos y tristes, que perdieron una hermosa tarde de diversión en un jardín, por una pantalla de reproducción de vida.
Ante la exclusión social, casi sin saberlo, nos montamos en una máquina del tiempo, que nos llevó al día del castigo y la reacción fue peor, aquí si hubo gritos, destrucción e incluso acusaciones, que al ser lanzadas en voz alta, lastiman de una manera profunda, pues no es lo que dice, sino el sentimiento con que lo dicen. Mi hija ya no era feliz....

12. El Cumpleaños Número 12

Decidimos viajar aprovechando la semana de júbilo otorgada ese año, por cualquier razón que no viene al tema.
Que mejor opción, que la playa, Charlotte adoraba los deportes acuáticos y todas las diversiones que ofrecía el paquete turístico.
Igualmente, conspiramos para coincidir justo el día después de su cumpleaños con varias amigas que tenía meses sin ver, Simonetta y Mathilde. Asimismo, su tía Sabrina, viajaría desde Roma, con los primos Dominique y Sylvain, para sorprenderla el mismo día del cumpleaños.
Nuestra emoción era latente, su padre ni yo podíamos disimular la felicidad que Charlotte, sentiría al ver a sus amigas y primos. Más de una vez, tuve que golpear a Francois para evitar que soltara la preciada sorpresa.
Coordinamos 10 días de diversión, el cumpleaños de Charlotte, sería el día séptimo de las pequeñas vacaciones.
Comenzamos, todos los días, disfrutando la playa, Francois se convirtió en el compañero de deportes acuáticos de Charlotte, esquiaron, hicieron submarinismo, corrieron olas en sendas motos de agua y una que otra diversión, las cuales por supuesto vinieron acompañadas de sus respectivos golpes, sobretodo para un hombre atlético de mediana edad, que ya no hace mucho ejercicio.
Dos veces al día, durante los primeros cinco días, Francois acompaño a Charlotte en todo lo que ella quiso hacer.... Igual, Charlotte demandaba más, más diversión, más juegos, más de todo, nada la complacía.....
Organizamos una cena bellísima al nivel del mar para su día especial, incluyendo una torta mandada a hacer en la isla especialmente para ella. Pero nada le gustaba....
Por qué me trajeron a esta isla? Sin amigos, sin vida, SIN CELULAR....
Por otro lado, la tía Sabrina tuvo inconvenientes para salir de Roma, la ciudad estaba colapsada por turistas, y entre demandas de las empresas aéreas con el Gobierno, se presentó una huelga de empleados, la cual le impidió a la tía acompañarnos en la sorpresa.
Las cosas no estaban saliendo como las habíamos planeado, los días estaban muy tensos, Francois, lastimado por el último juego, decidió descansar la mañana del jueves, el día del cumpleaños, que afecto a Charlotte de tal forma, quien con su poco temperamento y poca noción de tacto y prudencia al hablar, convirtió un día especial, en una verdadera tortura.
Por otro lado, tratábamos de hacer magia, para coordinar la llegada de Mathilda y Simonetta, siendo que esta ultima enfermó y decidió no viajar por razones obvias.
La sorpresa se estaba arruinando y Charlotte lo hacia mas difícil con su trato.
Llegada la tarde, ante su actitud y eterna demanda de atención, le informamos los planes, la sorpresa, nuestra emoción y como lo único que queríamos era hacer que fuera feliz.

13. Arrepentida

Charlotte, siempre ha sido exagerada en sus reacciones y creo que este texto es muy elocuente especificando este adjetivo de su personalidad. Pero el sentimiento de culpa que acompañó nuestra respuesta ante el maltrato del día que debía ser festivo, fue un detonante para que ella comenzara poco a poco a ver que la amamos, que todas nuestras acciones, buenas, malas, tienen el mismo fin u objetivo, queremos que sea FELIZ y que su felicidad irradie AMOR.
Poco a poco, comenzó a abrirse, a hablar, cenamos con una niña dulce, alegre, vivaz y feliz, por dos horas, Charlotte había vuelto.
14. “Merci”

Mathilda llegó con toda su familia, el viernes, al instante, comenzaron a hablar, no pararon, reían, se contaban cualquier secreto, que jamás conoceré, pero estaban emocionadas de verse.
Los dos días siguientes, fueron exactamente como me había imaginado que sería su cumpleaños, llenos de felicidad, juegos y diversión.
La noche era el momento mágico que esperaban Mathilda y Charlotte, para terminar de conversar, contarse esos detalles de la vida de cada una, que ningún oído adulto podía escuchar, saber o conocer. Cuidadosamente, durante el día lanzaron indirectas de pernoctar una u otra en el cuarto de cualquiera.
Durante la cena, se coordinó que dormirían en el cuarto de Charlotte, y así estaba confirmado por los respectivos padres. Que emoción! Más tiempo juntas....
Ya terminada la cena, Mathilda con cierta preocupación notó que su celular no tenía batería y peor aún, el cargador estaba en otra habitación, en OTRO HOTEL!
Ante la insistencia de todos los presentes, Mathilda no entendió de razones lógicas para quedarse la noche, NO TENÍA PILAS!
La mirada atónita de Charlotte era indescriptible. Más de cuatro meses sin verse, sin conversar, tanto por hablar, por ponerse al día, y todo, por un celular, Mathilda, no pasaría la noche.
Así pasó el fin de semana, diversión y más juegos, y para felicidad de Francois, Mathilda suplía sus funciones de acompañante! Que mejor cumpleaños.
Llegado el domingo, la obligada despedida, y felices de haber compartido con amigos, tomamos camino a casa, el viaje era largo, pero reconfortante por los días disfrutados.
Sentadas en el avión, Charlotte se volteó, me miró, sabía que algo pasaba por su mente, pero aún no experimento ese don de la adivinación, así que me apresuré a preguntar, Qué?
GRACIAS!
Yo entendí, pero pregunté, Gracias, por qué?
Porque los abandone por el Celular, así como Mathilda me dejó anoche.
Y aquí entendí, que seguirán los días buenos, felices, así como los malos, las peleas y la rebeldía, pero de eso se trata la vida, de vivirla, no hay libro, no hay aciertos ni errores, sólo tratar de vivirla de tal forma que te sientas orgullosa, amando lo que haces y con quienes vives, ya que aunque no sea tu intención tocas de una manera u otra su corazón, y al final, quizás, yo también llegue a ser una heroína para alguien.
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Y si todavía se preguntan, al igual que todos los días, me pregunta la Tía Ophelie, no, no le he devuelto el celular, sé que llegará el día que se lo devuelva, pero ese, es otro cuento.

Adriana Macedo Mancayo, de Caracas, Venezuela, vive en Miami, Florida. Ella es actualmente accionista principal de Inversiones Bariloche. Este cuento fue el regalo para el cumpleaños 12 de su hija Adriana Carlota (Charlotte) y en cierta forma representa una historia de amor.

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