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Letra por letra, canto por canto hacia la verdad

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 Canto de las Palabras

Por José Manuel Solá

I.

He visto las palabras
dormidas en la estación del Metro,
en los bancos de los parques,
bajo los puentes de San Juan y Buenos Aires
y en las escaleras de algunas catedrales.
Las he visto acurrucadas
una noche de frío
en una esquina anónima de São Paulo
y en Managua. 
He visto las palabras
arropadas en la tibieza de su propia caricia:
gorriones de ojos grandes
contando a la las estrellas de la noche.
Es que alguien las dejó
abandonadas...

II.

He conocido la palabra homeless
en las calles de New York y de Los Ángeles.
A esas las he visto escarbando los tachos de basura
en Londres y en Madrid,
en todas partes,
el corazón como un trombón
que acaso Dios escucha... acaso...
Harapos de la noche que olvidaron,
que pasaron tosiendo su adiós entre la gente
y cargan un morral con las locuras
de todo lo que amaron
y una que otra esperanza envuelta en celofán.
Son palabras que cuelgan como cintas y flores
de un paraguas roto
y pasarán la lluvia y las ventiscas
viendo pasar la vida
en un improvisado cobijo de cartón.

III.

La casa de las palabras fue allanada una noche.
Después, nadie supo de ellas.
Eran palabras nuevas, palabras de esperanza,
palabras que escribían libertad y justicia
por las paredes del pueblo,
palabras inocentes como pájaros;
tenían pelo largo y eran solidarias
y cargaban guitarras y poemas.
Desaparecieron en Santiago y en Montevideo,
las mataron y las enterraron sin su nombre o su número
en El Salvador y en Buenos Aires.
Violaron las palabras, les cortaron las manos,
les arrancaron hijos desde el vientre.
Nadie vio nada. Nadie.
Pero tal vez una palabra anciana lo vio todo
y a todo el mundo dijo quiénes fueron.
Esa noche vinieron y arrestaron
la palabra indignada.
Hoy nadie sabe de ella.

IV.

Hay palabras sin tierra.
En los tiempos antiguos florecían silvestres
por todas partes,
al lado de las cataratas y los volcanes
y besaban el viento:
eran palabras hijas de nueve lunas.
Crecían junto al maíz y la anaconda.
Contemplaban el paso del quetzal y el cóndor y la alondra:
la tierra era de todos.
Entonces las palabras caminaban la aurora con la frente emplumada
y asignaban un nombre a cada cosa,
a cada lluvia, a cada fuego, al beso, a la ternura...
Las palabras poblaron las cuencas de los ríos
y pulieron la piedra y cocieron el barro.
En los tiempos antiguos las palabras eran libres
como Quetzalcóatl.
Y eso fue así hasta la tarde
en que tierras y hombres y maizales
se vieron sometidos y asolados, confundidos,
diluidos por todos los confines de la noche.
Hay palabras sin tierra ni esperanza.

V.

Hay palabras que son Julia de Burgos,
palabras río, fauno, palabras llanto grande;
hay palabras Vallejo cualquier jueves,
palabras Alfonsina que el mar lleva y regresa.
A esas las he visto en todas partes,
en la mirada amiga, en la tristeza,
en el bar de la esquina, en los ferrocarriles,
en el pan y en la rosa, en el abrazo.
Hay palabras que son Miguel Hernández,
palabras de cebolla y rayo y lucha
y también hay palabras minerales:
son palabras Neruda en veinte cantos.
Esas van junto al pueblo hacia el futuro,
van levantando el fuego en manos vivas
constructoras del sueño liberado.

VI.

Hay palabras que cuelgan de los ojos,
esas son las más tristes.
Las he visto en los ojos de mi madre,
en un temblor de manos arrugadas;
las he visto caer con mansedumbre
desde la sombra azul de su butaca.
Esas palabras guardan el silencio
con un olor a sándalo en las tardes
por la luz amarilla de la casa.
Y ese adiós... ese adiós... y aquellos ojos crepusculares,
caídos como el agua.
Hay palabras que vuelan como pájaros,
como un susurro tibio, desde el alma,
¡ay...! cómo las recuerdo cayendo de sus ojos
tras la puerta de sombras y de flores
de una casa perdida en la distancia...

VII.

En tí nacían mágicas:
ángeles con candiles y ojos negros,
de tu piel, de tus besos, nacían las palabras
y en tu vientre, en mi boca,
con sabor a hoja fresca
de tu pubis dorado caían en mis manos
aleteando, como niños con hambre;
crecían por mis brazos como fiebre tatuada
y subían mi frente como una enredadera,
ascendían al fuego de la última hoguera
galopando en el grito la caída del sueño.
despavoridas,
locas,
desesperadas,
libres...
en tí nacían mágicas...

VIII.

Canto de las palabras,
las que me habitan,
las que van decididas del corazón a la garganta,
las que se saludan en las calles, en los trenes,
las que llevan al hombro los trabajadores,
las que saltan en las mochilas de los estudiantes,
las que revolotean sobre el arado, la palabra semilla...
Canto de las palabras que son como de Dios,
las que gestan al hombre del futuro
en el vientre de luz de las alondras,
las palabras de amor inevitables;
las que recuestan su soledad
en las ventanas de los hospitales,
las que desandan los días de lluvia en los cementerios;
las que bailan con los labios pintados en los burdeles
y sueñan una mañana de sábanas limpias, tibias
y noches de unicornios...
Canto de las palabras que convocan,
las que van a la marcha de los hombres de paz,
de los sencillos, de los perseguidos,
de los que luchan sin descanso, día a día...
De esas palabras canto y de estas otras,
las que me miran desde las fotos viejas,
las que me hablan mudas 
desde el recuerdo de los amigos que cayeron;
las que pasan anónimas en tardes de aguaceros
bajo la sombra gris de los paraguas;
las que se saltan del alma, silenciosas, invencibles,
por los ojos de los niños de Etiopía;
canto de las palabras redondas
que cuelgan de los árboles,
las que se vuelven manzanas y naranjas,
de las palabras dulces como dátiles;
de las que me acompañan cada noche,
de las que irán conmigo hasta el adiós
cuando caiga el saludo
que aquí a todos dejo...


José Manuel Solá, nacido y residente en Puerto Rico, es Maestro de Estudios Sociales e Historia, jubilado. Por varios años, ha sido editor del boletín literario,  “Bodegón de los poetas,” y facilitador del Taller de Narrativa Colegio Católico Notre Dame, Puerto Rico. En el año 2001 ganó 1er Premio en Narrativa y 2do. Premio en Poesía en el 7mo Certamen Nacional de Literatura FMPR. Sus publicaciones mas recientes incluyen Opus 9, de mi locura en sol mayor, 2012, poesía, y Actos vandálicos, 2014, poesía.


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